Una llamada despertó a Eladio a las 2 de la madrugada del 1 de enero de 1959. Un amigo le informaba de la huida del dictador Batista. La Revolución Cubana había triunfado. El dibujante, que por entonces tenía 37 años, acudió rápidamente a su taller de serigrafía y, basándose en la foto del periodista norteamericano Herbert Mathews (New York Times), diseñó un cartel que se convertiría en un icono de la Revolución.
El cartel “26 de Julio: FIDEL CASTRO”, es un diseño ágil y tremendamente simbólico, que con tan sólo dos planchas de color y utilizando el blanco del fondo, logra transmitir la emoción de la liberación del pueblo en aquella madrugada de principios de año. El rojo y el negro, colores del movimiento 26 de julio, se emplean como diferenciadores de las dos zonas del cartel, marcando una diagonal ascendente que acentúa la emoción de la composición, vinculando al movimiento con su líder. Como consecuencia de la fotografía elegida como base, se muestra a un Fidel cercano, en primer plano, con aspectos vinculados para siempre con la Revolución, como son la barba y el fusil. Aquella noche Eladio imprimió unas cien copias del que está considerado como el primer cartel de la victoria revolucionaria, una imagen clara y contundente que aún hoy vemos en múltiples propagandas solidarias con Cuba.
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